Atzcapotzalco

Atzcapotzalco
a principios del siglo XX

jueves, 20 de agosto de 2009

para desdoblar historia atzcapotzalco

HISTORIA.

Atzcapotzalco, delegación política que se ubica en la parte noroeste del Distrito Federal, limita al norte con el municipio mexiquense de Tlalnepantla, al poniente con el municipio de Naucalpan, Estado de México; al sur con las delegaciones de Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc; mientras que al oriente con la delegación Gustavo A. Madero.
Su nombre es de origen mexicano o nahoa, está formado por la voz que significa: “En el hormiguero”, está se compone por los vocablos AZCATL: hormiga; POZOLLI: amontonar o enchir; y el locativo CO: en el lugar; o sea: “En el lugar donde se amontonan las hormigas u hormiguero”.
La forma que tenían los antiguos habitantes de estas tierras de escribir esta palabra antes de la llegada de los europeos, era por medio de imágenes o dibujos realizados en tiras de papel amate o en piel de venado llamados códices, conociéndose como glifos o topónimos.
La palabra Atzcapotzalco se representaba con la imagen de una hormiga roja en medio de un círculo de puntos, estos últimos simulando los granos de arena que forman el hormiguero y circundándolo trece granos de maíz, tal y como lo podemos observar en la representación del glifo de Atzcapotzalco y que está representado en el códice Mendocino.
Existen varias leyendas que nos narran el por qué este nombre asignado a esta localidad, una de ellas se refiere a los sacerdotes guías que dirigieron las migraciones de los pueblos. Tenoch guió a los mexicas y fundó Tenochtitlán, Malinalxóxhitl guía a los matlatzincas y funda Malinalco en Atzcapotzalco, e Ixputzal guía a los tepanecas y funda Atzcapotzalco.
Otra leyenda nos habla de la creación del Quinto Sol y de la nueva humanidad, a ésta los dioses tenían la obligación de alimentar pero los granos preciosos estaban ocultos en el “Tonacatépetl o Cerro de los Mantenimientos” y eran cuidados por los “Tlaloques o Portadores del agua”, estas semillas eran el maíz blanco, el rojo, el azul, el amarillo, la chía, el frijol, el chile, la calabaza y el huautli o alegría. Nadie sabía como llegar a este lugar, hasta que una hormiga roja pasó frente a Quetzalcóatl llevando un grano de maíz a su hormiguero, Quetzalcóatl le pidió que le enseñara de dónde había sacado este grano y la hormiga colorada lo guió hasta donde se encontraban las semillas, las cuales robó convertido en una hormiga negra.
Hay que recordar que Teotihuacán fue la ciudad de Quetzalcóatl y donde se crea el Quinto Sol y que Atzcapotzalco fue una de las ciudades que producía alimento para esta metrópoli y que se representa como una hormiga roja rodeada por trece granos de maíz.
Una tercer historia nos dice que en tiempo de Tezozómoc el tianguis de Atzcapotzalco era el más importante del Valle de México, a él acudían tal cantidad de gente que no se podía caminar por las calles ya que éstas pululaban de tal manera que parecía que hormigueaba el lugar, por lo que parecía un hormiguero y en mexicano hormiguero se dice: Atzcapotzalco.

El Pleistoceno.
Debido a sus condiciones geográficas, el Valle de México fue un hábitat excelente para la fauna del Pleistoceno, en lugares como Tepexpan, Coacalco, Tezcoco, Xochimilco, Iztapalapa, Tacubaya, Peñón de los Baños, Coyoacán, Tacuba y Atzcapotzalco se han encontrado sus restos óseos.
Para Atzcapotzalco tenemos ocho esqueletos casi completos de mamutes y fragmentos de cuatro más, así como restos de caballos prehistóricos. Los lugares en donde se localizaron estos restos óseos son: las estaciones del metro Atzcapotzalco y Tezozómoc y en el antiguo Camino de Atzcapotzalco a Tlalnepantla con Puente de Guerra. Las condiciones en que fueron localizados indican que estos animales murieron empantanados, ya que sus patas fueron encontradas en posición anatómica y enterradas en el fango lacustre, las fechas que se han propuesto para estos restos van de 26 000 a 20 000 años de antigüedad, mientras que para los restos de caballo es de 11 000 a 9 000 años.

Época Prehispánica.
En el hoy barrio de Amantla los arqueólogos han encontrado vestigios materiales del primer asentamiento humano en Atzcapotzalco, éste surge en el periodo Preclásico o Formativo Medio (también llamado Arcaico o de los Cerros), durante la fase Zacatenco, con fechas que van del 800 al año 400 a.C. Este asentamiento se construye cercano a la aldea agrícola de Tlatilco, en Naucalpan, Estado de México, la que se caracterizó por una fuerte integración y jerarquización social así como un conjunto de creencias riguroso y elaborado.
La aldea de Amantla se establece en la planicie aluvial a las márgenes del río Hondo y del lago de Tezcoco, esta comunidad agrícola se comportaba como una entidad política autónoma de Tlatilco que explotaba los recursos naturales de las partes altas, el pie de monte, la planicie y el lago.
Durante el periodo Preclásico Amantla fue una comunidad agrícola sedentaria autosuficiente con una economía mixta: caza, pesca, recolección y comercio; entre los recursos naturales disponibles que aprovecharon están aves, peces, tortugas, conejos, liebres y venado, cuyos restos óseos se han encontrado calcinados, cocinados, masticados y probablemente algunos de ellos fueron usados como herramientas.
En el interior de sus casas el fogón ocupaba el sitio central, además tenían áreas donde desarrollaban diversas actividades, la producción era familiar, manufacturaban canastas, petates, cuerdas, redes, bolsas y cerámica, mismas que eran utilizadas en las actividades domésticas y para intercambio. Empleaban agujas de hueso para la elaboración de textiles, bordados, unión de mantas, sandalias y mallas. En el exterior de las casas criaban a sus animales domésticos, perros y guajolotes, mismos que consumían ya que sus restos se han encontrado calcinados, cocinados y masticados.
Practicaban el culto a los muertos enterrando los cuerpos en fosas al interior o cerca de las casas, algunos de manera flexionada, la ofrenda consistía en herramientas, vasijas y figurillas.
Para el siguiente periodo, el Clásico (del año 1 al 750 d.C.), Amantla va a tener su máximo esplendor el cual se va a reflejar en la extensión del asentamiento y su larga cronología. Durante este periodo el sitio arqueológico más importante es Teotihuacán, alrededor de él y de Atzcapotzalco se ha creado una leyenda que cuenta que a la caída, destrucción y abandono de la Ciudad de los Dioses (entre los años 650 y 750 d.C.), su clase dirigente se establece en Amantla convirtiendo a este lugar en la capital del Valle de México.
Sin embargo, hoy sabemos que lo anterior no es cierto y que Amantla va a llevar una vida paralela a la de Teotihuacán, compartiendo además sus rasgos culturales. Entre el año 1 al 200 d.C., el Altiplano Central de México va a ver el desarrollo de la Ciudad de los Dioses, como el primer estado que concentra una gran población, poder político y comercial. Debido a la erupción del volcán Xitle, Cuicuilco es abandonado así como otros asentamientos concentrándose su población en Teotihuacán.
Amantla parece no escapar de este destino y la mayor parte de su población se traslada a Teotihuacán, sin embargo, desde el año 200 d.C., vuelve a repoblarse el lugar siguiendo el patrón de una aldea dispersa. A partir del año 450 d.C., Amantla va a tener su apogeo, el sitio crecerá hasta convertirse en un centro provincial, la ciudad más grande después de Teotihuacán, entre 300 y 400 hectáreas, abarcando los actuales barrios de Amantla, Ahuizotla, Tomatlán, Acayucan y gran parte de los terrenos de la Refinería de Atzcapotzalco.
Sus habitantes viven en conjuntos habitacionales cuyos cuartos se hallan alrededor de patios, éstos se edifican con piedra, tierra y madera, los que son recubiertos con una capa de cal y tepetate molido para crear los aplanados de muros y pisos.
Cabe señalar que debido a que Teotihuacán acapara la mayor parte de las materias primas, los habitantes de Atzcapotzalco tienen que abrir rutas de comercio hacia otras regiones para poder abastecerse sin el apoyo de Teotihuacán. Así tenemos que buena parte de la obsidiana que se ha encontrado no procede de las minas teotihuacanas de Otumba y Pachuca, sino de Michoacán.
Tal y como podemos ver, los pobladores del Atzcapotzalco Clásico tenían diversos oficios entre los que se encuentran los alfareros, lapidarios, constructores, canteros, leñadores, comerciantes, tejedores, campesinos, así como dirigentes y sacerdotes. Su religión estaba dedicada al culto de deidades como Tláloc, Chalchiutlicue, el Dios Gordo, Yacatecuhtli, Huehuetéotl y Quetzalcóatl.
Grandes cambios debieron ocurrir para que se desmoronara la organización teotihuacana, con estos cambios los habitantes de Teotihuacán y los atzcapotzalcas-teotihuacanos se dirigen hacia el Valle de Toluca mientras otros grupos llegan del norte para asentarse en las ruinas que dejaron los anteriores.
En 1919, Alfred Tozzer exploró un montículo entre Amantla y Ahuizotla que se conocía como la Loma Coyotlatelco, esta investigación fue de gran importancia ya que por vez primera se definió la cerámica a la que se nombró con el mismo nombre: Coyotlatelco, marcador del periodo comprendido entre el abandono de Teotihuacán y el surgimiento de Tula, es decir, entre los años 750 al 900 d.C. o Epiclásico.
El sitio Coyotlatelco de Atzcapotzalco ocupó el área de Amantla, aunque la extensión y la población se redujeron, se calcula que ésta debió de medir ocho hectáreas, no presenta arquitectura propia sino que utilizó las ruinas del asentamiento teotihuacano. En comparación con otros lugares como los cerros Portezuelo, Tenayo, de la Estrella y aún Teotihuacán, Atzcapotzalco no debe considerarse como un centro regional para esta época, sino como una villa dispersa quizá dependiente del asentamiento de Cerro Tenayo.
Entre los años 900 y 1100 d.C. (Postclásico Temprano) va a ver su apogeo Tula, al parecer varios de los asentamientos Coyotlatelco van a formar parte del Estado Tolteca, aunque en otros volverá a ocurrir un despoblamiento. En el caso de Amantla no tenemos hasta el día de hoy indicios de la presencia tolteca, pero esto no ocurre en el barrio de Tlilhuacán y en Atzcapotzalco donde si se ha encontrado cerámica tolteca.

La Fundación del Atzcapotzalco Tepaneca.
Sobre la fundación del Atzcapotzalco Tepaneca hay muchas historias las cuales son difíciles de empatar, entre estas narraciones está aquella que dice que el Hormiguero fue fundado y debe su nombre a un rey que se llamaba Ixputzal, tal y como también ocurrió con Tenoch y Tenochtitlán. Otra historia cuenta que los tepanecas son uno de los siete linajes que salen de Chicomoztoc o lugar de las Siete Cuevas, posterior a los xochimilcas y chalcas, fundando su ciudad después de establecerse en Azcapotzaltongo y Tlilhuacán:
“...los cuales asimismo poblaron quieta y pacíficamente a la orilla de la laguna. Estos tomaron el sitio que cae a la parte del occidente, extendiéndose tanto por toda aquella parte que, y crecieron en tanto número que a la cabecera de su provincia llamaron Azcaputzalco que quiere decir hormiguero por la mucha gente que tenía...”.
Finalmente tenemos la versión tezcocana que dice que estando establecido el chichimeca Xólotl en Tenayuca y 52 años después de la destrucción de Tula, en el año de 1220 d.C. se presentaron ante él tres caudillos que guiaban a tres naciones provenientes de delante de Michoacán: los otomíes, los acolhuas y los tepanecas, estos últimos eran conducidos por Aculhua, el más principal, a éste, Xólotl le otorga a su hija Cuetlaxxochi y le da por ciudad y cabeza de señorío a Atzcapotzalco, con otras muchas tierras y provincias que poblaron sus vasallos, los Tepanecas.
Otras fuentes históricas dan distintas fechas a partir de cuando fueron escritas, así tenemos que fray Juan de Torquemada escribe que hace 1561 años había ocurrido el suceso, Torquemada escribió lo anterior hacia 1591 d.C. por lo que más o menos da el año 30 d.C. En un documento fechado en 1561 d.C. y que se encuentra en el Archivo de Indias en Sevilla se puede leer que Atzcapotzalco fue fundado hace 1525 años, lo que resulta el año de 36 d.C.
En los Anales de Tlatelolco narran que cuando los mexicas ocupan el islote de Tenochtitlán en el año de 1325 d.C., hacia 170 años que existía el reinado de Atzcapotzalco, el que fue fundado por Matlaccohuatl y su esposa Azcueitl, lo que da el año de 1155 d.C. para la fundación de el lugar de las hormigas.
De igual manera, algunos investigadores propusieron que Atzcapotzalco fue fundado a la caída de Teotihuacán por la nobleza de ese lugar, sin embargo, hoy sabemos que no es así y que Atzcapotzalco es más antiguo que Teotihuacán. Las exploraciones que han realizado los arqueólogos dentro del área de Atzcapotzalco han aportado algunos datos sobre la ocupación tolteca en la localidad, dándosele el año 900 d.C. para este asentamiento.
Estos datos concuerdan con lo que se narra en las fuentes históricas, ya que los primeros pueblos en donde los chichimecas se asentaron fueron Atzcapotzalco, Tenayuca, Tacuba, Quiyohuacán y Coatlinchán, mismos que fueron fundados anteriormente por los de Culhua, se supone que los culhuas son toltecas o sus descendientes, por lo que estas ciudades son de origen tolteca. Por otro lado, Ixtlilxóchitl dice que los Tepanecas no son del linaje Chichimeco de Xólotl, sino del linaje Tolteca.
Como se puede ver es complicado hablar de la fundación de Atzcapotzalco pues el área ha estado habitada continuamente durante más de 2 500 años, coincidiendo algunas fechas de las fuentes históricas con los datos arqueológicos, pero si nos referimos al lugar donde se halla el barrio o cabecera de Atzcapotzalco, entonces se puede decir que este sitio se ocupó alrededor del año 900 d.C.

Tepanohuayan: El Señorío Tepaneca.
La historia cuenta que los Tepanecas son uno de los siete linajes que salen de Chicomoztoc, posterior a los xochimilcas y chalcas, fundando su ciudad en la orilla centro-poniente del Lago de Tezcoco.
Identificamos a estos Tepanecas como los habitantes de Atzcapotzalco, Tacuba, Chapultepec, Cuajimalpa, Tacubaya, Mixcoac, Coyoacán, Tenanitla, Axusco, Tultitlán y otros lugares, sin embargo, sobre este grupo étnico prácticamente no se conoce mucho. Lo que se ha escrito dice que éste perteneció, como ya mencioné, a uno de los siete linajes que salen del Lugar de las Siete Cuevas, identificándosele comúnmente como un grupo hablante del náhuatl.
Pero para el tezcocano Ixtlilxóchitl, los Acolhuas-Tepanecas eran chichimecos que salieron de las últimas tierras de la provincia de Michhuacán y pertenecían a la nación de los Chichimecas-Michhuaque, venían divididos en tres parcialidades y cada una de ellas tenían diferente lenguaje.
De acuerdo con este cronista presentaban las siguientes características físicas y culturales: eran tan altos de cuerpo que les llamaron Tlacahuehueyaque u hombres largos, además eran gente corpulenta y vestían unas túnicas largas de pellejos curtidos hasta los carcañales, abiertos por delante y atacados con agujetas, sus mangas llegaban hasta las muñecas de las manos y sus cutaras de cuero grueso de tigre o de león; las mujeres sus huipiles y naguas de lo propio, usaban los cabellos largos y sus armas eran arco, jaras y lanzas. Trajeron un ídolo que adoraban que llamaban Cocópitl, eran idólatras y tenían ritos y ceremonias, usaban templos y otras costumbres. Fueron vecinos de los Hueytlapaltecas-Toltecas que destruyeron a los toltecas de esta tierra.
Años más tarde los Tepanecas vestirán con braguero o maxtlatl y un ayate atado al hombro, en el caso de los hombres, las mujeres usaran las naguas, el huipil y el quechquémitl, todas estas prendas eran confeccionadas primorosamente con algodón e ixtle; ambos usaban el cabello largo, sólo que en el caso de las mujeres era recogido dejándose dos molotes al frente; como complemento de su adorno tenían por costumbre usar pintura facial, orejeras y zarcillos de piedras preciosas así como bezotes de oro y obsidiana.
Cuando se desintegró el Señorío Tolteca muchos grupos comenzaron a migrar, entre ellos los Tepanecas, que se identifican con una de las mal llamadas siete tribus nahuatlacas, los que toman asiento en Atzcapotzalco, antigua ciudad con una tradición cultural teotihuacana de mil años. La población teotihuacana estaba formada por Nonoalcas de filiación lingüística Chocho-Popoloca-Mazateca, integrante de la última fase en Teotihuacán y que formó parte del Señorío Tolteca, por lo que no es de extrañar que estos se encuentren habitando en Tacuba muchos años después y probablemente en Atzcapotzalco. Otro grupo Nonohualca que se integró al señorío Tepaneca fue el de los Teotlixcas-Tlacochcalcas, quienes llegaron en el año 13 calli (1297 d.C.) a Tultitlán, pueblo fundado por los Tepanecas para detener la expansión chichimeca de Cuautitlán.
Además, hay varios argumentos que sustentan el que los Tepanecas fue principalmente un grupo de filiación Otomí-Matlame, el primero de ellos indica que el territorio que ocuparon comprende la distribución principal de la población matlatzinca, otomí y mazahua; el segundo argumento indica que en Atzcapotzalco se hablaba, además del mexicano, el matlatzinca y otomí.
Otro más dice que su deidad principal lo fue Otontecuhtli-Xócotl, dios viejo del fuego de los otomíes y patrón de los fundidores (los Tepanecas de Atzcapotzalco fueron famosos por sus trabajos en plata y oro) y los lapidarios, este dios tiene por otros nombres Tlamatzincatl, deidad de los mataltzincas del Valle de Toluca que se identifica por portar una red y una honda, arma que usaban también los Tepanecas; el ritual que se hacía a esta deidad consistía en trepar a un palo en cuya cúspide se encontraba la imagen del dios (el palo encebado que actualmente se realiza durante las fiestas patronales en varios barrios de Atzcapotzalco).
Entre las entidades relacionadas con Otontecuhtli tenemos a nuestro Padre Viejo, también llamado Tatacoada o Tota, quien es identificado con el fuego y el sol; también como dios del fuego está Xócotl u Ocotecuhtli, señor de la tea o de los ocotes; como Cuecuex esta deidad encabeza el culto a los señores y guerreros muertos. Entre las deidades femeninas relacionadas con Otontecuhtli están nuestra Madre Vieja o Tonan, que representa a la tierra y la luna, también se le llama Ilancueye o Ilamateuctli o Xochiquetzal, bajo este último nombre es la Diosa Joven del Tejido y la Libertad Sexual, igualmente se le conoce como Nohpyttecha (Diosa de la Basura) o Tlazoltéotl, Diosa de la Lujuria.
Otras deidades que recibieron culto en Atzcapotzalco son: Tlálocantecutli o Müy’e, Dios de las Aguas; Maxi o Dios Barrendero que antecede a los Dueños del Agua o Ateteo; Yauhqueme, deidad de los cerros; Tezcatzoncatl y Yo Khwa, deidades del pulque; Yoccipa, Mixcóatl y Tlamatzincatl, deidades de la caza; Huehuecóyotl o Coyote Viejo, advocación de Tezcatlipoca y Dios de la Danza y el Canto; Huitzilipochtli o el Colibrí Siniestro, deidad de los mexicas; Tezcatlipoca o Espejo que Humea, Tepotzotli, Dios Jorobado o Ccoua, Cocópitl o Coltzin, el Torcidillo, dios de los matlatzinas de Tollocan; Cihuacóatl o Mujer Serpiente, deidad femenina que representa a las mujeres muertas en el parto y Xipe o el Desollado, patrón de los orfebres.
Los Tepanecas eran un pueblo agrícola cuyos cultivos se componían de maíz, frijol, calabaza, chile, huauzontle o alegría, chía y el maguey, los que eran sembrados en grandes extensiones de terrenos irrigados por acalotes y apantles o en chinampas; de la laguna recolectaban la hueva de mosco o ahuautli, el tequesquite o sal de la tierra, el tecuítlatl o espirulina y el tule; así como diversos animales que eran cazados o pescados: patos, chichicuilotes, chachalacas, ajolotes, ranas, acociles, juiles, michis, charales, tortugas, culebras y otras especies lacustres.
El comercio fue otra de las actividades en que destacaron los Tepanecas, hay que señalar que antes de que se estableciera el tianguis de Tlatelolco el de Atzcapotzalco fue el más importante del Valle de México, por tal razón, aún después de su transformación a mercado de esclavos, los pochteca o mercaderes atzcapotzalcas siguieron teniendo importancia dentro del comercio del altiplano, estos se juntaban con los pochtecas de Tlatelolco, Tenochtitlán, Churubusco, Tultitlán, Cuautitlán, el Acolhuacan, Xochimilco, Chalco y otros para realizar grandes expediciones comerciales hacia el Soconusco, en Chiapas, o a Xicalanco, en Campeche, o con motivo de recoger el tributo de las regiones por donde pasaban o establecer la guerra.
El sistema de gobierno entre los Tepanecas era encabezado por el señor o Tlatoani, gobernante supremo del señorío o Tlatocayotl, a éste le rodea un consejo de mayorales y ministros llamado Achcacahutin o Achcauhtin, la mayoría de estos son sacerdotes en el culto a Otontecutli-Xocotl, todos estos funcionarios se encargaban de asuntos legislativos, administrativos, judiciales y de guerra que el Tlacatecutli no atendía personalmente.
Es importante señalar que el nombre de esta etnia tiene varias acepciones, así, tepaneca, en su forma castellana, o tepanecatl, en náhuatl, se traduce al español como: “La Gente que vive sobre las piedras o pedregal (tepan) y su glifo es precisamente una piedra o tetl; otra manera en que se le ha traducido es como: la gente del lindero (tepantli); según el Códice Ramírez, de la palabra Tepanohuayan deriva la palabra Tepaneca o Gente del Puente, mientras que una cuarta forma es Tecpaneca o la Gente del Palacio de Piedra o Tecpan. Hasta el momento las versiones más aceptadas son Tepaneca y Tecpaneca: La Gente del Pedregal o del Palacio.
Se le conoce con el nombre de Tepanohuayan al territorio que abarcó el Señorío Tepaneca, ya sea el de Atzcapotzalco o el de Tlacopan:
“...Y así vino a ser este el mayor y más principal Reino, de todas [las] seis naciones...”.
El señorío Tepaneca estaba encabezado por un pueblo o ciudad llamado Altépetl, que contaba con una organización política propia y una unidad cultural bien definida, la cabecera estaba organizada a partir de un barrio central a cuyo alrededor se concentran otra serie de barrios, los que se van dispersando de acuerdo a su necesidad de explotar diversos recursos: lago, planicie, pie de monte y montaña.
Según cuentan las consejas, el señorío de Atzcapotzalco comprendía los valles de México, Toluca, el Mezquital, Cuernavaca y parte del valle Poblano-Tlaxcalteca, teniendo como límites: al norte Jilotepec, Estado de México, por el sur el Río Balsas, Guerrero, por el este Veracruz y por el oeste Michoacán:
“...El centro del Imperio Tepaneca lo constituyen las regiones occidentales y norteñas de población principalmente otomiana: todo el occidente del Valle de México, el Valle de Toluca (Matlatzinca y Mazahucan), la provincia de Xilotepec, la Teotlalpan y el Valle del Mezquital...”.
El crecimiento del Tepanohuayan fue gracias a la visión y habilidad política de dos de sus Tlatoque o Señores: Tzihuactlatonac-Acolnahuacatliacatel y Huehue Tezozómoc, quienes, al aumentar su poder, establecen alianzas con otros pueblos a la vez que crean otros bajo el gobierno de sus descendientes, unos de ellos dentro de la misma zona tepaneca como Coyoacán y Tlacopan, otros fueron impuestos a los señoríos conquistados como Coatlinchán, o fundando asentamientos en las regiones sometidas como Tecpatepec o Tonacochtla o, como en el caso de Tultitlán, que fue fundado para contener el avance hacia el sur de los Chichimecas de Cuautitlán.
De entre todos los señores Tepanecas el que destaca es Tezozómoc, pues es quien logra dominar a los señoríos del valle de México y extender más allá sus fronteras, su habilidad política y de negociación es determinante, pues si bien es cierto que varios de los pueblos son conquistados a sangre y fuego, muchos otros, ante la superioridad militar de los Tepanecas, voluntariamente se someten a sus dominios o caen bajo el ingenio del magnífico estadista.
Dentro de los planes de Tezozómoc fueron tres las cabeceras importantes para afianzar su poder: Tenayuca, Culhuacán y Coatlinchán. La primera en caer fue Culhuacán, la que le dio los títulos de Culhuatecutli y Toltecatecutli, lo que le llevó a compartir el poder con los señores de Coatlinchán, Amequemecan, Huejotzingo y Cuauhnáhuac, los cuales pronto estuvieron bajo su control a través de la guerra o de alianzas. La segunda ciudad que cayó fue Tenayuca, por lo que recibió el título de Chichimecatecutli, dejando al final a Coatlinchán y el nombramiento de Acolhuatecutli.
Los señoríos y provincias que pertenecían al Tepanohuayan de Atzcapotzalco en tiempos de Tezozómoc son: Tlatelolco, Tlacopan, Coyoacán, Atlacuihuayan (Tacubaya), Mixcoac, Huitzilopochco (Churubusco), Coatlayahucan, Tultitlán, Tepexpan, Acolman, Tolcayucán, Cuitlachtépetl, Chiapa, Ayotochco, Oztoticpac, Quecholac y Totomihuacán, los tres últimos en Puebla. Además, los siguientes pueblos le pagaban tributo: Cuauhnáhuac y Tetelpan, Jilotepec, Matlatzinco, Coatepec, Zempoala, Nanacapan, Huejotzingo, Xochimilco, Cuaochpan, el Acolhuacan, Chalco, Mizquic, Cuitláhuac, Mazahuacán, Zumpahuacán y Michoacán.
Con base en la Matrícula de Tributos, el Códice Mendocino y el Memorial de los Pueblos de Tlacopan, sabemos que las provincias tributarias del Señorío Tepaneca eran siete: Cuautitlán, Axocopan, Atotonilco, Hueypochtlán, Jilotepec, Cahuacán y Xocotitlán; y según el Memorial, el Tepanohuayan estaba organizado en cinco distritos militares: Atzcapotzalco, Cuautitlán, Tula, Apazco y Jilotepec; esta forma de organización la heredará en gran parte Tacuba y se conservará hasta el Virreinato.
Finalmente queremos anotar que la palabra Tepanohuayan proviene de las raíces mexicanas tetl: piedra, panohua: vadear el agua y la partícula yan como locativo, es decir: En el puente de piedra o En el paso o vado.

Los Dominicanos en Atzcapotzalco.
Siguiendo a la conquista armada llega la conquista espiritual encabezada por tres ordenes mendicantes: los Franciscanos, la Orden de Padres Predicadores de Santo Domingo y los Agustinos. En Atzcapotzalco los Dominicanos establecen sus reales entre 1528 y 1529, edificando estos, sobre el antiguo teocali tepaneca, la capilla dedicada actualmente a San Francisco. Posterior a esta capilla se levantan el atrio, las cuatro capillas posas (de las que solamente se conserva la fachada norte de la tercer capilla en la esquina suroeste del atrio), la capilla abierta y el recinto monacal, siendo su constructor fray Lorenzo de la Asunción.
Entre 1582 y 1590 se lleva a cabo la edificación del templo principal de Atzcapotzalco, dándosele la categoría de parroquia en el siglo XVII. Quizá la obra más importante que podemos ver en el recinto parroquial es la capilla a la Virgen del Rosario, cuya construcción concluyó el 20 de enero de 1720, esta capilla destaca por la belleza de sus retablos, los que son una importante muestra del estilo barroco. La mayoría de los retablos, pinturas y esculturas de la parroquia y de la capilla del Rosario, están firmados por las manos de Cristóbal de Villalpando, Juan Correa y Pedro Ramírez, renombrados artistas de la Nueva España.
Otras construcciones que realizaron los dominicanos fueron las capillas de los veintisiete barrios de Atzcapotzalco, destacando entre éstas la de San Simón, de 1579 y la de la Inmaculada Concepción y la de San Lucas, teniendo ambas una capilla abierta de tipo miniatura y tipo escenario respectivamente.

Ranchos y Haciendas.
Las principales haciendas en Atzcapotzalco durante el Virreinato eran: San Nicolás Careaga, Camarones, El Rosario, San Antonio Cahualtongo y Santa Cruz del Monte y Echegaray. Otras haciendas que hubo en el actual territorio eran: Ahuehuetes y Enmedio; San Antonio Clavería pertenecía a Tacuba y Santa Mónica a Tlalnepantla.
En cuanto a los ranchos tenemos a Pantaco, San Marcos, Acalotenco, Azpeitia, San Lucas, San Rafael, San Isidro y Amealco. Otros ranchos que existían en Atzcapotzalco eran: San Antonio Tula, Santa Cecilia, La Naranja, San Francisco Xocotitla, San Carlos, Renacimiento y San Agustín; además se encontraban las tierras del Alférez Juan Rocha y los Potreros del Conde de Miravalles.

La Batalla de Atzcapotzalco del 19 de Agosto de 1821.
Después de enfrentarse los ejércitos Trigarante y Realista en Tepotzotlán, el Coronel De la Concha decide continuar su retirada hacia la Ciudad de México llegando a Tacuba, donde se acantona en la Hacienda de Clavería.
Los trigarantes avanzan hasta la Hacienda de Santa Mónica donde establecen su cuartel, de ahí sale una expedición para reconocer el campo y saber cómo están dispuestas las fuerzas de De la Concha, mientras tanto, Bustamante recorre las haciendas de Careaga, El Cristo y Echegaray. El primer enfrentamiento se verifica entre Atzcapotzalco y la Clavería, en el puente llamado del Rosario, retirándose los realistas hasta Tacuba y los trigarantes a la Hacienda de El Cristo. Posteriormente hay un segundo enfrentamiento en el mismo punto, replegándose para Atzcapotzalco los independentistas, hasta donde son perseguidos por los realistas, alertado por los disparos, Bustamante corre a apoyar a sus tropas obligando a sus enemigos a retirarse hasta Clavería.
Conseguido este triunfo, marcha con sus soldados rumbo a Santa Mónica siendo atacado cerca de la Hacienda de Careaga por las fuerzas de Bucelli en el puente hoy denominado “de Guerra”. Bustamante contraataca con fiereza y empuja al enemigo hasta Atzcapotzalco, donde se parapetan en el atrio de la parroquia, el convento y en algunas casas principales. Los trigarantes entablan combate y después de un nutrido fuego y con un cañón emplazado en la Plazuela del Zacate, dieron cuenta de los artilleros que defendían la plaza.
La lucha dura hasta la noche, llueve y los campos inundados impiden obrar a la caballería de Bustamante, éste ordena la retirada y que el cañón fuese removido a cabeza de silla por los de a caballo, operación que llevaron a cabo el viejo insurgente Encarnación “El Pachón” Ortiz y el teniente de los Fieles de San Luis Manuel Arana, siendo ambos acribillados al tratar de sacar la pieza atascada en una zanja. La muerte de “El Pachón” exacerbó a los independentistas quienes atacaron a sus agresores tomando las casas en que se parapetaban hasta entrar al atrio, en una lucha cuerpo a cuerpo se apoderan del cementerio haciendo salir de la parroquia y el convento a sus agresores, quienes son perseguidos más allá del Puente del Rosario.
Bustamante ordena sepultar a Ortiz en el atrio de Atzcapotzalco y al resto de los muertos en los atrios del barrio de Santa María Xocoyahualco y del pueblo de San Lucas Tepetlacalco en su camino a Santa Mónica. Después de la Batalla de Atzcapotzalco los realistas abandonaron Clavería, Tacuba, Popotla y San Jacinto, para establecer su avanzada en Santo Tomás. Según las consejas, de Santa Mónica pasan los trigarantes a Careaga en espera de la llegada de Agustín de Iturbide y de Vicente Guerrero, en este sitio permanecen hasta su entrada triunfal a la Ciudad de México.
El 27 de septiembre de 1821 avanzó el Ejercito Imperial por la calzada de la Verónica y el camino de México a Tacuba. Iturbide atravesó la ciudad hasta el Palacio Virreinal y desde el balcón principal presenció el desfile de las tropas, doscientos de ellos pertenecientes a los Voluntarios de Atzcapotzalco de la Decimoquinta Compañía de Dragones, con esta marcha y un Tedéum concluye la lucha libertaria de México. Al día siguiente se firmará el Acta de Independencia naciendo así el Imperio Mexicano.

El Distrito Federal y Atzcapotzalco.
Con la abolición del Imperio y tras el Triunvirato, la Nación Mexicana decide constituirse como una República Federal designando a la ciudad de México como la sede de los poderes de la Federación, esta ciudad contará con un territorio autónomo a cualquier estado de la Unión al que se llamará Distrito Federal, siendo su extensión dos leguas a la redonda a partir de la plaza mayor, según decreto del 18 de noviembre de 1824
A pesar de quedar comprendidos dentro del territorio del D.F., Atzcapotzalco, Tacuba, Tacubaya, Coyoacán, Mexicalcingo, Tlalpan y Xochimilco tuvieron una situación ambigua para los gobiernos de la ciudad de México y del Estado de México, situación que quedó aclarada en 1826 cuando se determinó que todos los pueblos cuya mayor parte quedaran dentro de los límites del D.F. pertenecían a esta demarcación, sin embargo el pleito por los límites entre estas dos entidades continuó hasta 1878, fecha en la que los barrios de Santa Cruz del Monte y Santa María Xocoyahualco quedan en el Estado de México.
En 1854, Antonio López de Santa Anna dispuso que el D.F. se dividiera en ocho prefecturas centrales, correspondientes a los cuarteles mayores que formaban la municipalidad de México, más tres exteriores: Tlalnepantla, Tacubaya y Tlalpan. En 1861, se hizo una nueva modificación al D.F., quedando dividido en la municipalidad de México y cuatro partidos: Guadalupe-Hidalgo, con los municipios de Atzcapotzalco y Guadalupe; Xochimilco, con Xochimilco, Tulyehualco, Tláhuac, San Pedro Atocpan, Milpa Alta y Aztahuacán; Tlalpan, con San Angel, Tlalpan, Coyoacán, Iztapalapa e Iztacalco; Tacubaya, con Tacubaya, Tacuba, Santa Fe y Mixcoac.
Durante el gobierno de don Porfirio Díaz, en diciembre de 1899, el D.F. es dividido para su administración en la municipalidad de México y seis prefecturas: Atzcapotzalco, con las municipalidades de Atzcapotzalco y Tacuba; Guadalupe-Hidalgo, con Guadalupe e Iztacalco; Tacubaya, con Mixcoac, Santa Fe y Cuajimalpa; Coyoacán, con Coyoacán y San Angel; Tlalpan, con Tlalpan e Iztapalapa; y Xochimilco, con Xochimilco, Aztahuacán, Atenco, Tulyehualco, Mixquic, Tláhuac, Milpa Alta, Atocpan y Ostotepec; a partir de este momento Atzcapotzalco fue designado como “de Porfirio Díaz”, en honor al “Héroe de la Carbonera, del 2 de Abril y de la Paz”. Para 1903 el D.F. se divide en trece municipalidades: México, Atzcapotzalco, Guadalupe-Hidalgo, Tacuba, Tacubaya, Mixcoac, Cuajimalpa, San Angel, Coyoacán, Tlalpan, Xochimilco, Milpa Alta e Iztapalapa.
La Ley Orgánica del Distrito Federal de 1928 suprime el régimen municipal y crea para su policía una dependencia a la que se le denominó Departamento Central, la ciudad de México agrupa ahora a Tacubaya y Mixcoac, además el D.F. se dividió en trece delegaciones: Atzcapotzalco, Guadalupe-Hidalgo (que en 1931 cambió su nombre a Gustavo A. Madero), Iztacalco, General Anaya, Coyoacán, San Angel (que en 1931 cambio su nombre por el de Álvaro Obregón), La Magdalena (Contreras), Cuajimalpa, Tlalpan, Iztapalapa, Xochimilco Milpa Alta y Tláhuac. Entre 1941 y 1962 se vuelve a reformar el D.F., comprendiendo la ciudad de México a Tacuba, Tacubaya, Mixcoac y General Anaya, sumando ahora doce delegaciones.
Finalmente, en 1970, a partir de un decreto presidencial se considerarán sinónimos Distrito Federal y Ciudad de México, suprimiéndose las categorías de ciudad, pueblo y villa, provocando con ello la pérdida de identidad entre los antiguos pobladores de estas entidades al incorporarlas todas a la única ciudad que se considera existente: México, además de no se designar a las cabeceras delegacionales. El territorio que comprendía hasta ese momento la Ciudad de México se dividió en cuatro delegaciones: Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, sumándose éstas a las doce ya existentes; con esta nueva conformación Atzcapotzalco perderá parte de su territorio, pasando principalmente el área de la refinería a formar parte de la delegación Miguel Hidalgo.

La Villa de Atzcapotzalco de Bustamante y Quintanar.
En recuerdo al glorioso hecho de armas que tuvo lugar en el pueblo de Atzcapotzalco el 19 de agosto de 1821 y a los comandantes del Ejercito Imperial de las Tres Garantías que participaron en esta batalla, los Chintololos solicitan al presidente de la república, general Antonio López de Santa Anna, que se le conceda al pueblo de Atzcapotzalco el título de ciudad con derecho a realizar una feria anual, tal y como se acostumbraba hacerlo en San Agustín de las Cuevas Tlalpan, sin embargo, bajo el argumento de su proximidad a la ciudad de México le niega esta categoría decretando, el 1 de septiembre de 1854, que a partir de este momento se le debe de nombrar como: “Villa de Atzcapotzalco de Bustamante y Quintanar”, sin derecho a celebrar la mentada feria.
En el Diccionario Universal de Historia y de Geografía se hace una descripción en 1853 de la futura villa:
“...sembrado de porción de pueblecillos, que son otros tantos barrios de la cabecera, y algunas haciendas como incrustadas en lo que forma su municipio: sus productos son trigo, maíz, cebada, hortalizas que cultivan con esmero sus habitantes, dedicándose, además, a la alfarería: [...] y su municipalidad, según los padrones de este año, apenas llega a 5,000 habitantes...”.

Atzcapotzalco de Porfirio Díaz.
Durante gran parte del siglo XIX Atzcapotzalco fue decayendo en su desarrollo, causal de esto fueron las continuas asonadas por el poder político nacional, lo que provocó que la agricultura y la ganadería vinieran a menos, aunado a lo anterior, los saqueos por parte de los ejércitos conservadores y liberales, más los asaltos y secuestros que se extendieron por todo su territorio fueron algunos de los factores que provocaron un desplome en su economía.
Así, luego de medio siglo de luchas internas e invasiones extranjeras, durante poco más de treinta años la nación vivió un periodo de paz, tranquilidad y progreso al que se ha llamado Porfiriato (1876-1911) y, en Atzcapotzalco, bien se puede decir que se vivió y recibió los beneficios de ésta: “La Paz Porfiriana”.
Un ejemplo de lo anterior se dio en el año de 1899, cuando a este territorio se le otorga la categoría de prefectura política siendo nombrada como “Atzcapotzalco de Porfirio Díaz”, acción diplomática que permitió a la población estar bajo el cobijo del gobernante. Para algunos, esta acción les permitió realizar negocios pingües en el ramo de los bienes raíces, como es el caso de la sociedad de trabajadores del periódico El Imparcial, quienes entre los años 1900 y 1910 fraccionan los terrenos de la Hacienda de Clavería y otros pertenecientes a Ángel Zimbrón, para edificar la moderna y afrancesada colonia de El Imparcial.
Sin embargo, no todo fue especular con los terrenos de Atzcapotzalco ya que la paz social permitió a la población trabajar sus tierras y, en el caso de las haciendas y ranchos a medias o por jornal, obteniéndose la recuperación económica. La producción de forrajes, carnes y leche es tal, que es posible sacar grandes volúmenes de estos productos por medio del ferrocarril para su consumo en la ciudad de México.
La llegada del caballo de hierro a Atzcapotzalco coadyuvó a la instalación de varias factorías en su territorio, como lo fueron los molinos de trigo y dos de las industrias más importantes: la Fundidora de Hierro y Acero y la pequeña refinería de la Mexican Eagle Petroleum Company.
Con la instalación del tranvía y la construcción de las colonias Aldana, San Alvaro y El Imparcial, Atzcapotzalco es incorporado a la ciudad de México, lo que conllevó a dotar a la población de una serie de mejoras y servicios para su bienestar, en 1878, al instalarse el telégrafo entre la ciudad de México y Cuautitlán, se conecta una terminal con el gobierno y policía de Atzcapotzalco; en 1891 se inaugura el Palacio Municipal; para 1896 el tianguis que cada jueves se celebraba en la plaza de armas es reubicado debido a las mejoras que se realizan en la misma para transformarla en un jardín dotado de pórtico, con dos hermosos leones sobre pedestales, jarrones y un quiosco octagonal, de tal tamaño que por debajo de él transitaban los camiones, ya que su estructura de hierro fundido se levantaba sobre las aceras y la calle que dividían en dos al jardín.
A la llegada del nuevo siglo se inaugura el mercado hecho de alma de acero llamado Siglo XX, ubicado en la esquina de las calles Tepanecos y Porfirio Díaz; se dotó de luz eléctrica a la villa mediante un contrato con la Compañía de Fuerzas Hidroeléctricas de San Idelfonso y se hicieron mejoras en el rastro de la localidad; en 1904, se llevan a cabo las obras para dotar de drenaje y de agua potable a la cabecera, se canalizan zanjas y se alinean y componen calles y caminos, además se construye una enfermería y un depósito para cadáveres; para 1905, se introduce el tranvía eléctrico.
Para 1910, la población en Atzcapotzalco fluctuó entre los 10 785 y los 12 500 habitantes, de los cuales 7 500 se concentraban en la cabecera y barrios adyacentes. Contaba con dos escuelas superiores: José Rosas Moreno y Vicente Alcaraz, de niños y niñas respectivamente, más diez escuelas elementales para el servicio de sus niños y jóvenes.
Para las fiestas del Centenario del inicio de nuestra Independencia, además de los festejos de rigor, se inauguró la avenida del Centenario, la cual va a ser alumbrada por la compañía alemana Siemens and Salske, y por donde tendrá ahora su salida a la ciudad de México el tranvía.
En Atzcapotzalco, con su calma provinciana, el santo silencio era roto de vez en cuando por los pregoneros que anunciaban sus productos de viva voz: “tierra pa’las macetas; chichicuilotes tiernos; jamoncillos, dulces de leche, pepitorias, charamuscas, alegrías, cómprelas este día; gorrioncillos pecho amarillo, verdines cantadores, cómprelos güerita...”. Además, dicen las consejas, que el Señor Presidente de la República acostumbraba pasar varios días en Atzcapotzalco descansando en la casa del señor Zimbrón, y pasear por el camino de los Ahuehuetes para celebrar días de campo bajo la sombra de su fronda.
En 1914, por orden del Primer Jefe de la Revolución: Venustiano Carranza, y entre saqueos carranclanes, nuestra localidad deja de ser prefectura y pierde su denominación de “Atzcapotzalco de Porfirio Díaz”.

El Águila, El Hierro y El Acero: La Industrialización.
Es durante el Porfiriato que Atzcapotzalco inicia su marcha hacia la industrialización, La estabilidad política en el país permite el crecimiento económico de la localidad por lo que en sus ranchos y haciendas se reaviva la producción agrícola, ganadera y lechera. Sin embargo, por su cercanía a la Ciudad de México, Atzcapotzalco es puesto en la mira para modificar su uso de suelo e ir levantando en lo que fueran tierras de cultivo y potreros nuevas formas de producción y reproducción.
Tres son los momentos más trascendentes en este cambio de actividades en Atzcapotzalco, el primero de ellos se da con la instalación en las tierras del Rancho El Rosario de la Fundidora del Hierro y Acero, la que va a especializarse en la construcción de carros de ferrocarril; el segundo momento se da con la presencia de la pequeña refinería de la Mexican Eagle Petroleum Company, edificada en del Rancho de La Naranja y, finalmente, la creación en 1929 de la Zona Industrial de Vallejo, la cual se levantará en terrenos de la Hacienda de los Ahuehuetes y del Rancho de San Antonio Tula, aprovechando la inestabilidad que dio el reparto de tierras durante el movimiento agrarista.
La Refinería de Atzcapotzalco contribuye en gran parte al desarrollo industrial, alrededor de ella se genera una gran actividad comercial y social, sus grandes depósitos de petróleo, gasolina, diesel, queroseno, chapopote, etcétera, son llenados y distribuidos por el Ferrocarril Nacional Mexicano, así como por las pipas, a diversos lugares de la república. Diversos comercios y locales se construyen alrededor de ella para dar servicio a sus trabajadores; estos últimos son antiguos campesinos de Atzcapotzalco o gente proveniente de otros lugares que comienzan a avecindarse en la villa y que por lo mismo van transformando la vida cotidiana de los Chintololos.
Durante el conflicto petrolero de la década de 1930, la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, subsidiaria de la Royal Dutch Shell, estaba dividida en diez compañías para evitar la firma de un mismo contrato con las mismas condiciones que pudieran favorecer en algo a los trabajadores. Con la expropiación, la refinería fue nombrada como 18 de Marzo, curiosamente en esta fecha pero de 1991, sus instalaciones fueron cerradas por el peligro que representaban para la ciudad, hay que recordar dos grandes incendios y la explosión en repetidas ocasiones de tuberías y drenajes en las calles de Atzcapotzalco, quedando exclusivamente como centro de almacenaje y distribución.
Aunque en 1970, con las modificaciones que se hicieron a la Ley Orgánica del D.F., la refinería paso a pertenecer a la delegación Miguel Hidalgo ésta se sigue identificando como de Atzcapotzalco.
Otras zonas industriales que existen en Atzcapotzalco son: el Fraccionamiento Industrial de San Antonio o Atzcapotzalco, ocupando el área de la hacienda del mismo nombre y tierras de los barrios de Santa Lucía, San Francisco y Santa Apolonia; la zona de Xochimancas, construida en el barrio de San Salvador Xochimancas y en terrenos de la Hacienda de Camarones, finalmente la Zona Industrial de El Gas, edificada en el Rancho de San Francisco Xocotitla.
Durante el siglo XX, se instalan varias factorías en Atzcapotzalco como molinos de harina e industriales, jaboneras, aceiteras, fábricas de aditamentos médicos, de chocolates y dulces (Usher), de mosaicos (Mancilla) y cigarrillos (El Águila), llantas (Tornel), siendo la mayoría de las industrias de capital extranjero: inglés, español y alemán.
No podemos dejar de mencionar la industria lechera de la Hacienda del Rosario, uno de los centros productores más grandes no sólo de Atzcapotzalco sino del D.F., el Sindicato Lechero se inició ahí y uno de sus dirigentes también salió del Rosario: Don Fidel Velázquez. Durante años la leche del Rosario fue muy solicitada, hasta que a mediados de los años 1970 a alguien se le ocurrió construir en los terrenos de la hacienda la unidad habitacional más grande de Iberoamérica, la Unidad Habitacional El Rosario, dándole fin a esta industria y a sus empleados.

Zona Industrial de Vallejo. Bosquejo Histórico.
La Zona Industrial de Vallejo se encuentra hacia la parte oriente de la Delegación Atzcapotzalco, ésta se levanta en terrenos que antiguamente pertenecieron a las tierras de labor de varias haciendas propiedad de Don Antonio Vallejo. Este terrateniente español hizo su fortuna al adquirir varias propiedades a ambos lados de la calzada que va de la Parcialidad de Santiago a Tenayuca; estas propiedades se conocerán desde el siglo XVI con los nombres de: Los Ahuehuetes, Enmedio, La Patera, La Escalera y Vallejo.
Sin embargo, el área se compondrá originalmente de las tierras de los barrios del pueblo de la Magdalena de las Salinas: Las Salinas Colhuacatzingo, Huautla de las Salinas, San Andrés de las Salinas, Santa Cruz de las Salinas y Coltongo. Dicho pueblo formó parte del Señorío Tepaneca de Atzcapotzalco y como su nombre lo indica, se dedicó a la producción de la sal de la tierra o “tequesquite”, el cual se obtenía por medio de la evaporación del agua salobre del Lago de Tezcoco que se juntaba en estanques formados por diques o albarradas, destacando entre ellos la actual Calzada Atzcapotzalco-La Villa y la Calzada de Tenayuca.
Además de la producción del “tequesquite”, en el barrio de Huautla se criaba un mosco cuya hueva era consumida en tortas, a esta hueva se le conoce como “ahuautle o caviar mexicano”.
Por estos lugares los aztecas pasaron durante su migración estableciéndose en Coatlayauhcan y Pantitlán antes de fundar varios calpullis en Atzcapotzalco. Después de las fundaciones de México-Tenochtitlán y México-Tlatelolco, los Tepanecas compartieron la administración de la zona salinera con los Tlatelolcas, grupo mexica afiliado a los Atzcapotzalcas, por lo que después de la destrucción de Atzcapotzalco por parte de los aztecas, esta zona queda bajo el control de Tlatelolco, quien lo mantendrá hasta la Época Virreinal.
Tras la conquista de México y después de repartirse las tierras, como ya mencioné, es durante el Siglo XVI que éstas se le otorgan a Don Antonio Vallejo, razón por la cual a la zona que aún es identificada como Las Salinas, se le comienza a llamar como Vallejo, incluyendo la antigua Calzada de Tenayuca o de Vallejo.
Estas propiedades serán irrigadas por las aguas del Río de Atzcapotzalco, el cual al juntarse con el Río de Tlalnepantla en terrenos de La Escalera, provocaran el crecimiento de dichas haciendas; si aunamos a lo anterior que la ahora llamada Calzada de Vallejo es una de las vías de la Ciudad de México de la Ruta de la Plata, el ir y venir de mercaderías enriquecerán la zona, situación que se verá reflejada con el establecimiento de mesones, destacando entre ellos “El Atorón”, cuyo nombre se debe a que los viajeros que llegaban a este lugar se “atoraban” al quedarse ahí a ingerir grandes cantidades de rico “neutle”.
De estas haciendas va a ser la de Los Ahuehuetes la que destacará, su nombre se debe a un muro formado por grandes sabinos que resguardaban el casco de la hacienda. De hecho, las tierras de esta hacienda son las que formarán en su mayor parte la actual zona industrial. Tras el movimiento independentista, va a ser La Patera, perteneciente a “La Güera Rodríguez”, el escenario donde se confirmarán los Tratados de Córdoba y la entrega de la Ciudad de México al Ejército Trigarante por parte de Don Agustín de Iturbide y Don Juan O’Donojú en septiembre de 1821.
Muchas de estas tierras salitrosas quedarán como “acahuales” o potreros inapropiados para la agricultura, pero su riqueza se mantendrá durante el Siglo XIX. Es durante el Porfiriato que Atzcapotzalco inicia su marcha hacia la industrialización, La estabilidad política en el país permite el crecimiento económico de la localidad por lo que en sus ranchos y haciendas se reaviva la producción agrícola, ganadera y lechera. Sin embargo, por su cercanía a la Ciudad de México, Atzcapotzalco es puesto en la mira para modificar su uso de suelo e ir levantando en lo que fueran tierras de cultivo y potreros nuevas formas de producción y reproducción; lo anterior al dedicar el gobierno del Distrito Federal la zona norte de la Ciudad de México para el establecimiento de industrias, primero en Atlampa y después en Vallejo y otras zonas de Atzcapotzalco.
Como ya se mencionó, tres son los momentos más importantes en este cambio de actividades en Atzcapotzalco, el primero de ellos se da con la instalación en las tierras del Rancho El Rosario de la Fundidora del Hierro y Acero, el segundo se da con la instalación de la refinería de la Mexican Eagle Petroleum Company, finalmente, la creación de la Zona Industrial de Vallejo.
La Compañía del Hierro y Acero con el paso de los años creará para sus trabajadores una colonia para que en ella vivan, así nace Ferrería, primer asentamiento humano creado por una industria para beneficio de sus obreros.
Cuando se crea la Zona Industrial de Vallejo, cinco millones de metros cuadrados que eran dedicados a la agricultura desaparecen para el establecimiento de fábricas. Siendo presidente de la república Emilio Portes Gil es colocada la primera piedra del que sería uno de los primeros desarrollos industriales de México, para 1944, el presidente Manuel Ávila Camacho expide un decreto para consolidar esta zona industrial.
La fábricas enclavadas en Vallejo fabrican diversos artículos: enseres eléctricos, de cocina, línea blanca, partes automotrices, alimentos enlatados y procesados, materiales de construcción, cables de acero y cobre, motores de varios tipos, herramientas, pinturas, pegamentos, cementos y morteros y muchos artículos más. Veinte de las quinientas industrias más importantes de México se encontraban en esta área.
Entre otras zonas industriales que existen en Atzcapotzalco se encuentra la zona de Pantaco, levantada en terrenos del Rancho de Pantaco y de los barrios de Santo Tomás, Santa Catarina y San Sebastián, ésta comprendía hasta hace pocos años el Rastro de la Ciudad o Industrial de Abastos, la Terminal de Carga de Ferrocarriles Nacionales, los Almacenes de México (hoy Pical) y la Aduana Postal y la Central Mecánica de Correos.
En la actualidad la mayoría de las empresas son de capital nacional, sin embargo el poco impulso recibido durante años ha provocado su decaimiento y migración a otros lugares con mayor potencial de desarrollo, así, de los años de 1970, cuando el ingreso anual era del 12% nacional, para finales del Siglo XX éste desciende al 9.8% del producto interno bruto. Hoy se ha modificado el uso del suelo, pasando de ser una zona industrial a una zona con servicios, donde las grandes naves industriales se convierten en bodegas, solares vacíos o centros comerciales, activando parcialmente la economía de este lugar.
Como detalle al margen, hay que mencionar que varios de los beneficios que a la larga trajo la instalación de la Zona Industrial de Vallejo, en primer término están la creación de nuevos asentamientos humanos donde se dio vivienda a los trabajadores, por ejemplo las colonias: Aldana, Trabajadores del Hierro y Pro-Hogar. De igual manera junto con estas colonias se encuentra el Centro Médico del IMSS “La Raza”, el cual fue creado para atender en primera instancia a la población trabajadora especializada que laboraba en Vallejo, para extenderse posteriormente a sus familiares y después a otros habitantes del Distrito Federal.
Finalmente, las expresiones culturales se manifiestan con estos ejemplos: el mural de David Alfaro Siqueiros en el auditorio de “La Raza” cuyo título es: “Por una seguridad completa y para todos los mexicanos”; el antiguo Teatro Virginia Fábregas (hoy Foro Cultural Atzcapotzalco) y el Centro de Estudios Históricos Condumex, creado en la década de los sesentas en Vallejo pero trasladado varios años después a Chimaliztac, por considerar que el sitio original no es un centro creador de cultura.
Hoy la Zona Industrial de Vallejo se encuentra en un momento crucial, donde se renueva o muere ante la imposibilidad de crecer en espacio, la falta de incentivos por parte de GDF, lo caduco de sus servicios urbanos, la poda de algunos árboles o el cambio de banquetas y la carpeta asfáltica de la Avenida Ceylán, pero sobre todo, cambiando sus industrias contaminantes por otras más limpias y generadoras de nuevas tecnologías.

3 comentarios:

  1. me gustaria saber si existe material fotografico o videos de la antigua ciudad perdida de tlatilco y que estaba ubicada a un lado de las vias del ferocarril de la col tlatilco y que mas omenos empezaba por lo que ahora es la unidad havitacional tlatilco hasta llegar a camarones . ..

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  2. En la escuela le encargaron a mi hijo la historia de su comunidad, aquí sabíamos algunas cosas por mi papá, pero aquí me vengo a encontrar con que San Bartolo Cahualtongo era una hacienda, gracias por la información, y felicidades ya que no encontré nada mas en Internet, y menos tan claro e interesante.

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  3. Forma.correcta de.escribir atzcapotzalco doble t t o azcapotzalco con una t

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